lunes, 23 de agosto de 2010

The rain song


Intento razonar con la tristeza que me va calando; una tristeza muda y entumecedora que te insensibiliza las yemas de los dedos. La clase de tristeza que es más difícil de combatir, porque se parece mucho a nada. Es como razonar con un frigorífico.

Arrojo un plato congelado al microondas, y como de los compartimentos de la bandeja de plástico, como si estuviera en un avión. Me tumbo en el sofá y me atonto con un maratón de reality en la televisión. Esta noche me aseguro de ver sólo esos programas en los que alguien queda eliminado. Me resulta tranquilizador ver lo mucho que se preocupa la gente por haber perdido, observar la errónea creencia de que su mundo sólo se extiende hasta donde pueden alcanzar las cámaras.